Los esquís de fondo clásico con piel son realmente fáciles de usar en comparación con los esquís encerables. La zona de agarre de estos esquís se puede cambiar con pieles. Y así es cómo se hace...
¿Por qué cambiar las pieles de tus esquís de fondo?
Hay dos motivos por los que deberías cambiar las pieles:
- Tus pieles viejas ya no tienen suficiente agarre.
- Quieres adaptarte a las condiciones de la nieve y a tu habilidad técnica. Puedes potenciar el deslizamiento o el agarre cambiando el tipo de piel.
¿Cómo cambiar las pieles de tus esquís de fondo?
En la primera generación de esquís de fondo se usaba piel de foca, que se encolaba al esquí. No podías cambiar tú mismo las pieles, pero las podías llevar a una tienda especializada en esquí nórdico para que te las cambiasen.
En los esquís de fondo clásico más recientes puedes cambiar las pieles fácilmente, de forma similar al esquí fuera de pista. Para ello, solo debes quitar la piel de la base del esquí empezando por la espátula y terminando en la cola. Engánchalas por el lado pegajoso para guardarlas juntas. Pon las nuevas pieles sobre la base del esquí teniendo en cuenta la dirección de las fibras de las pieles. Haz presión con tus pulgares, esta vez empezando por la cola y subiendo hasta la espátula, para pegar las nuevas pieles. ¡Y ya lo tienes!
En principio, deberías cambiar las pieles una vez al año. Para limpiar las pieles puedes hacerlo con un producto especial y cepillarlas a contrapelo con un trapo. Para mejorar su rendimiento sobre la nieve, puedes ponerles un producto repelente al agua, pero esta vez en la misma dirección de las fibras.
Los esquís de fondo clásico con piel son esquís versátiles fáciles de usar. Si pones fijaciones ajustables, tendrás un equipamiento que se adaptará fácilmente a cualquier tipo de nieve ¡y no necesitarás llevarte una maleta llena de parafina!
Consulta todos los artículos sobre esquí de fondo en nuestra página de Historias y guías.