Recorriendo el mundo sin hacer planes

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Según Thor Pedersen, “un extraño es un amigo que aún no has conocido”. Desde luego, sabe de lo que habla. Durante casi siete años, este danés de 41 años se ha propuesto la misión de visitar todos los países de la Tierra sin viajar en avión. Además de promocionar la labor de la Cruz Roja Internacional mientras ejerce como embajador de esta organización, el propósito de Thor es dar visibilidad a personas bienintencionadas de todo el mundo al tiempo que inspira, educa y entretiene a lo largo de su camino. Pero, en palabras de Freddie Mercury y Queen, podría describirse como “no bed of roses” o “no pleasure cruise” (dando a entender que el trayecto no ha sido fácil en todo momento).

Thor descubrió que nadie había visto todos los países del mundo sin viajar en avión, y decidió que quería intentarlo él mismo, pero siguiendo tres reglas básicas:

  • No viajar en avión bajo ninguna circunstancia.
  • La visita a un país debe estar permitida legalmente y solo cuenta si se pasan 24 horas en él.
  • No volver a casa hasta que llegue al último país o se acabe el proyecto por otro motivo.

Hoy, tras seis años y medio, Thor ha pasado por 194 de los 203 países de su objetivo, lo cual significa que solo le quedan nueve.

“En un principio, confiaba en que podría conseguir el reto en tres años y medio o cuatro, y, hace poco, este verano, pensé que llegaría a mi último país para octubre de este año, tras pasar siete años en la carretera. Pero todo ha cambiado con la situación actual”, dice Thor.

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Durante los últimos meses, los planes de Thor se han visto afectados a medida que la pandemia de la COVID-19 se iba endureciendo en todo el mundo. En estos momentos se encuentra en Hong Kong, esperando a ver cómo proseguir su camino hacia Palaos, Vanuatu, Tonga, Samoa, Tuvalu y, desde allí, a Nueva Zelanda, Australia y Sri Lanka. Su plan es acabar este viaje en las Maldivas antes de volver a su hogar en Dinamarca; y todo sin coger ni un solo avión.  

“Puede parecer que no queda nada por hacer, pero los países restantes son todos islas y no hay ferris para llegar a ninguno de ellos”, comenta Thor. “Entre el último país y yo se interpone una burocracia abismal, una logística compleja, tifones, fiestas nacionales, política, brotes de virus y mucho más”.

La estancia más corta de Thor en un país fue de 24 horas y 17 minutos en la Ciudad del Vaticano. Hasta que se vio atrapado durante 127 días en Hong Kong debido a la pandemia global, su visita más larga había sido de 102 días en Líbano, mientras esperaba su visado para ir a Siria. De media, ha pasado 11,4 días en cada país. La mayoría de los medios de transporte (un 99 %, según su estimación) ha sido autobús, tren y taxi. El resto, en buques contenedores, barcos de arrastre de gambas, veleros y, en muchas ocasiones, a pie. Suele alojarse en albergues, a veces de forma gratuita a cambio de publicidad, y también en casa de amables desconocidos que le invitan a quedarse. Ha habido momentos en los que ha sentido miedo, como esa vez en África Central, donde tuvo un encuentro con soldados ebrios y enfadados que iban armados y que, finalmente, le soltaron a los 45 minutos.

Durante el tiempo que ha estado “atrapado” en Hong Kong los últimos meses, se ha entretenido explorando la zona y haciendo amigos entre los locales. Hace algunas semanas, terminó todos los trails de larga distancia de Hong Kong: el trail de Hong Kong de 50 km, el de Lantau de 70 km, el de Wilson de 78 km y el de MacLehose de 100 km.

Después de casi siete años de saltar de país en país y tras pasar de un buque contenedor a otro, la capacidad de resolución de Thor está muy en forma. Le encanta encontrar soluciones cuando la gente le dice que es imposible y todo apunta a que llevan razón. Eso no significa que no haya tenido días malos preguntándose si todos sus esfuerzos por completar su viaje merecen la pena.

“Desde luego, he sopesado si merece la pena invertir tiempo, recursos, relaciones personales y salud para conseguir este logro”, admite.  

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Ese pensamiento se disipa cuando reflexiona sobre las valiosas lecciones que ha ido aprendiendo por el camino. No sorprende que la mayoría de su formación en este viaje haya sido una consecuencia de las infinitas interacciones con otras personas con las que se ha cruzado. 

“La gente es prácticamente igual en todo el mundo, y la materia prima fundamental de cada país es sosegada, amigable e inofensiva”, comenta Thor. “La gente se ve envuelta en atascos, hace cola, va a la escuela, a trabajar, usa el transporte público, se hace selfis, disfruta de la buena comida, baila, se queja del tiempo, se divierte jugando, ve los deportes, vive y ama. Y así son el 99 % de las personas, independientemente de lo que nos muestren los medios”.

Dada la pausa actual en la que se encuentra este viaje debido a la pandemia de COVID-19, puede que Thor no acabe el viaje hasta mediados de 2021, lo cual implica que sus planes de regresar a su Dinamarca natal junto a su prometida tendrán que esperar. 

“Echo de menos tener una vida normal”, dice. “Añoro despertarme junto a la mujer que amo, salir a correr por mi barrio, beber leche danesa, encontrarme de forma improvisada con amigos o elegir la ropa que me voy a poner. Echo de menos conocerlo todo al estar en un lugar familiar”.

Los “placeres” que la mayoría de nosotros damos por sentados, como elegir qué ropa ponernos cada mañana, no son tan necesarios cuando llevas encima todo lo que posees. Thor compró un par de zapatos de Salomon antes de dejar su casa en 2013. Cuando los desgastó un par de años después, los reemplazó por otro par. Varios años después, tras conocer su viaje y el calzado que le gustaba, la empresa le ha estado enviado gustosamente calzado y ropa, además de otro tipo de equipamiento a medida que sigue avanzando.  

No me he puesto otra cosa en los últimos seis años que los zapatos de Salomon ”, nos cuenta. “Y he recorrido unos 300 000 km y 194 países”.

thor cosas bolsa
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Thor financia su viaje de varias maneras. El 40 % de sus gastos son sufragados por una compañía llamada Ross DK, un socio financiero especializado en energía geotermal. Además, el 30 % proviene de seguidores, amigos, fans y familiares que hacen donaciones. Thor se autofinancia el 30 % restante y se asigna un presupuesto muy estricto. Nada de hoteles de cinco estrellas ni tratamientos de spa durante el viaje.  

Si quieres seguir el viaje de Thor o hacer una donación, puedes contactarle desde su web (http://www.onceuponasaga.dk/) o sus perfiles de Instagram, Facebook, Twitter y YouTube. Le encanta estar en contacto con las personas que le siguen e interactuar con ellos online, ya que le han motivado a seguir en los momentos más difíciles.

“No es que sea el rey de las redes sociales, pero las considero una pequeña comunidad con una base fiel de seguidores y mucho amor”, dice Thor.

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